Dejo el coche en la misma falda del monte y como el vértice geodésico de la cumbre se ve ahí tan cerquita, pues ni senda ni nada: tiro al monte por lo derecho y, monte a través, y por el sitio más directo llego a la cumbre en un par de momentos (total, no son más que 113 metros, de los cuales 38 ya los había subido con el coche).
Desde arriba, veo las sendas que lo rodean y me hago un plan de cuál va a ser aproximadamente mi ruta. Por supuesto que no faltan las fotos de rigor de todo el paisaje, con la salida del sol entre las nubes incluida, aunque hay bastantes nubes y no muy buena visibilidad. El mojón del vértice geodésico conserva poco de su color blanco original: ahora está super adornado de todos los colores y tipos de letra.
Primero bajo también monte a través hasta las antiguas instalaciones militares de la cara noroeste. Este es el momento en que empieza a lloviznar un poco; en mi anterior ruta de fin de semana, por la Morra de la Yesera, también me acompañó el agua, pero a diferencia de aquella vez, hoy no traigo el chubasquero. Afortunadamente deja de llover enseguida.
Las instalaciones en sí no tienen nada de vistosidad: todo ruinas y roto. Parece ser que en la Guerra Civil hubo aquí una escuela de la aviación republicana y posteriormente unos polvorines bajo el monte, que son los que paso a visitar (con algo de recelo, la verdad), con la ayuda de una buena linterna pues aquí dentro la oscuridad es total.
Tras visitar las ruinas militares, y tras una pequeña excursión por el campo, con la travesía por un bancal recién labrado incluida (menos mal que había unas huellas de las ruedas del tractor que proporcionaban un suelo algo más duro donde pisar), vuelvo a la senda que circunvala el Carmolí (el sendero local SL-8) y sigo por ella, en sentido contrareloj.
Poco más adelante, en la zona meridional del monte, dejo la senda para ir a visitar una pequeña pinada no muy lejana. Hago una pequeña paradita bajo los pinos, aunque no para tomar la sombra pues no hay sol. No muy larga, entre otras cosas por las moscas que hay por allí y que "son más pesadas que ellas mismas".
De vuelta al camino y sigo rodeando el monte. De cuando en cuando encuentro unas construcciones cilíndiricas de gran superficie pero poca altura, con aperturas como si fuera un puesto de vigilancia militar pero si así es, la apertura para entrar es demasiado pequeña y luego, dentro, habría que estar acostado o, a lo sumo, sentado o agachado. Desde luego, ahí sí que no entro para comprobarlo.
Me cruzo con un señor que va paseando a su perro y debe ser cosa habitual en esta ruta, a juzgar por la gran cantidad de "restos de desecho" de perro que hay por la zona (bueno, estamos en el campo).
Ahora toca acercarme a ver las ruinas de una casa entre grandes pinos y eucaliptos. Nada especial. Vuelvo a la senda y llego al punto de comienzo del SL-8.
Ahora sí: voy a ver si subo a la cumbre por la senda, como tiene que ser. Por tanto, continúo por el sendero, que pasa junto a otras ruinas y lo que parece ser un aljibe, aunque está vallado y no puedo acercarme. Pero el sendero continúa y no parece que quiera ascender lo más mínimo por lo que, otra vez me veo subiendo monte a través, intentando buscar el sitio más fácil para hacerlo: pero ni por esas; acabo subiendo por lo más complicado de nuevo.
Otra vez arriba; el paisaje sigue siendo el mismo aunque ahora hay más luz (que no sol); el mojón sigue igual de adornado y las sendas, desde aquí arriba, se ven mejor que cuando vas por ellas. Ahora sí que veo la senda de bajada y es la que voy a utilizar para que conste en el track del GPS cuál es el camino (por senda) que tienes que seguir si quieres subir arriba por senda y no monte a través. Más de una vez estoy tentado de dejar la senda y atajar, pero me reprimo de hacerlo, solo para indicarte por dónde va la senda.
La senda llega abajo y se junta con el sendero SL-8 de nuevo, justo en el punto donde antes lo dejé para acercarme a ver la pinada. Ahora vuelvo a seguir por el sendero, siguiendo sus marcas blancas y verdes hasta su final (o su comienzo, según se mire), junto a la urbanización, en la calle Lago Superior.
Terminado el paseo por monte y campo, ahora toca playa. Bajando por las calles de la urbanización de El Carmolí, llego hasta la orilla del Mar Menor, a su paseo marítimo, que aquí se llama Paseo Miguel Hernández. Me voy a la derecha, con la intención de llegar hasta una zona que ví desde arriba, con abundantes palmeras.
Por el paseo veo bastantes esculturas de azulejos de colores bastante vistosas. Supongo que serán recientes pues de no ser así no estarían tan nuevas y bien conservadas: seguro que habría más de una y más de dos rotas. La zona de las palmeras es precisamente donde acaba el paseo marítimo enlosado y ya llega la arena. En este punto es donde me doy la vuelta. A escasos metros de la orilla, un hombre va remando de pie sobre una tabla (¿?)
La vuelta la hago por la arena (a veces por la arena, otras por el agua), descalzo y los pies me lo agradecen. Llego hasta el otro extremo del paseo, en Punta Brava, frente a las instalaciones de Arbolar. Aquí me vuelvo a calzar las zapatillas y vuelvo a internarme por las calles de la urba buscando el lugar donde tengo el vehículo. Para llegar hasta él tengo que subir por algunas calles que yo creo que están más empinadas que la propia subida al Cabezo del Carmolí, aunque eso sí, estas son de asfalto, no de lava de 7 millones de años .
Altitudes: Salida: 38 mts; Máxima: 119 (113) . mínima: 0 ; media: 19 . Pendiente Máxima: 24.8 %. Media: 4.2 % . Desnivel acum.: 234 Distancia: 9,65 ktms. |
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