El punto de comienzo se encuentra junto a la carretera que va de Bullas a Avilés, cerca del paraje de la Fuente del Jabonero. En dicho punto, hay un pequeño aparcamiento en el comienzo de una pista de tierra, que es donde iniciamos el recorrido. El viaje hasta aquí desde Murcia nos ha llevado bastante tiempo y ya empezamos algo más tarde de lo que estaba previsto.
El comienzo es una suave ascensión, a orillas del barranco del Tenajo hasta llegar a un collado junto al pico de El Jabonero, con una altitud próxima a los 1.000 metros.
Desde este punto, una larga y suave bajada de 3 kilómetros y medio hasta llegar a la casa del Pradillo que, por supuesto, está en ruinas. Hasta aquí sólo es para ir calentando para lo que viene a continuación, pues como a unos 150 metros de la casa encontramos un cruce de caminos (donde tomaremos por la derecha) y aquí comienza la verdadera ascensión a la cumbre de La Selva.
A partir de aquí, todo es subida hasta la cumbre (bueno, hay una pequeña bajada de unos 400 metros, para que nos confiemos) y a veces, bastante empinada. Casi 8 kilómetros subiendo hasta alcanzar la cumbre. Menos mal que, al menos, la pista es ancha y buena; pueden pasar coches y de hecho, nos cruzamos con más de uno que bajaba, y algún otro que estaba parado en la orilla.
Al poco de comenzar la subida, queda una casa a la izquierda (ésta no está en ruinas), con una valla; no creo que esté habitada. A 1 kilómetro de la casa nos encontramos otro cruce, tomando de nuevo el camino de la derecha.
Cuando llegamos al punto donde arranca la senda por la que vamos a bajar, en un pequeño collado, dudamos de si seguir hasta la cumbre o iniciar el descenso, pues se va a hacer de noche. Al final decidimos llegar a la cumbre pues estando tan cerca no podemos irnos sin visitarla y, por otro lado, se va a hacer de noche de todas formas y ya da lo mismo que esté de noche o que esté más de noche.
Así que seguimos para arriba y resulta que la cumbre, aunque ya se veía venir, no estaba tan cerca como parecía y aún quedaba más de un kilómetro y medio de subida.
Por fin, llegamos a lo alto del Pico de la Selva y la verdad es que ha merecido la pena, por las magníficas vistas que hay desde este privilegiado pico, destacando el Morrón de Espuña allí enfrente y a nuestra altura. No nos podemos entretener mucho y esa es la pena, porque aquí podríamos estar mucho más tiempo con las vistas que hay, aunque como ya el sol está casi poniéndose, pues por el Oeste todo son contraluces y brumas y por el Este hay ya muchas sombras sobre el paisaje: solo los altos picos de Sierra Espuña, por el Sur y sureste, reflejan la luz del sol y se ven majestuosos.
Comenzamos el descenso con las prisas de que no se haga muy tarde, aunque como digo, una vez que se haga de noche ya da lo mismo el grado de "nocturnidad". Llegamos al collado donde dejamos la pista forestal y tomamos la senda que sale a la izquierda, ya con el sol puesto aunque aún hay luz diurna.
Esta senda de bajada comienza con más de un kilómetro y medio de fuerte pendiente (subir por aquí no hubiera resultado tampoco nada fácil). Después hay un pequeño llano y una pequeña ascesión, para comenzar de nuevo a bajar.
Cuando llegamos a la zona del barranco de Mula es cuando está ya completamente de noche y tenemos que hacer uso de las linternas (aunque hay casi luna llena y algo de luz nos aporta también). Menos mal que la senda no es difícil de seguir y está marcada regularmente con hitos de piedras. Eso sí, las únicas palabras que repetimos constantemente: "cuidado", con la piedra... con la rama... que resbala... etc. "la senda del cuidado".
Y menos mal también que está de noche y no vemos el barranco (bastante profundo en ocasiones) que hay justo pegado a la derecha de la senda, de forma que si tropezamos y caemos a la derecha vamos a parar al fondo del mismo. De vez en cuando lo enfocamos con las linternas, pero mejor no mirar.
Cada vez el fondo del barranco se ve más cercano, hasta que llegamos a él. Seguimos un corto trecho por la rambla y enseguida llegamos a una nueva pista de tierra. Esto ya es otra cosa y aquí podemos acelerar un poco el paso, aunque llevando cuidado con los tropezones.
Después de un kilómetro por esta pista, llegamos a la otra pista por donde subimos y giramos a la izquierda; un poco más adelante ya se ven los coches brillando con la luz de la luna, junto a la carretera. Hemos llegado. Ahora, en silencio y descansando, apreciamos el remanso de paz y silencio que nos rodea (solo roto por el canto de los grillos) y ¡¡¡ cuántas estrellas se ven !!! a pesar de la luna llena; ésto desde la ciudad no se puede contemplar.
Muy bonita ruta, a pesar de las prisas y la fatiga.
Altitudes: Salida: 829 mts; Máxima: 1520 (1521) . mínima: 829 ; media: 1116. Pendiente Máxima: 21.8 %. Media: 7.8 % . Desnivel acum.: 771 Distancia: 21,68 ktms. |
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