Aunque es un poco larga, es fácil de realizar porque no tiene desniveles importantes, exceptuando la subida final al Collado de la Cruz y el camino es un camino ancho y cómodo, el cauce de la rambla.
El comienzo de la ruta está indicado por un poste informativo de madera que está junto al camino que sale a la derecha de la carretera que va a Isla Plana, pasado el desvío a La Azohía. Puedes dejar el vehículo en cualquier punto de este camino, que pasa entre invernaderos de tomates hasta llegar cerca de la depuradora de aguas residuales de La Azohía y Mazarrón pues ahí ya se acaba la carretera y comienza la rambla.
En este punto de comienzo de la rambla hay otras señales indicadoras de dirección y unos metros más adelante, tras una pequeña bajada, hay a la izquierda una cascada de agua (señalizada como NO potable) que supongo que procede de la planta depuradora.
Como es muy temprano y aún no ha salido el sol (además de que cuando lo hace está a contraluz porque vamos caminando hacia el Este), en el camino de ida no hago muchas paradas fotográficas y más bien voy localizando los diversos elementos de interés para luego verlos a la vuelta.
Por eso llego hasta el punto que me he puesto como meta para dar la vuelta, el Collado de la Cruz, en no mucho tiempo. Como te decía al comienzo, justo cuando termina la rambla y comienza la carretera asfaltada es donde más pendiente te encuentras, hasta que llegas a lo alto del Collado.
Desde aquí, y tras ver el paisaje que abarca desde el cercano Rincón de Sumiedo hasta las lejanas montañas de Carrascoy, comienzo el regreso, ahora con más calma y con idea de visitar los distintos sitios de interés del recorrido.
Al bajar del collado, en el punto donde ahora acaba el asfalto, hay a la izquierda, en la ladera de la montaña, lo que dicen que es la única población de encinas (carrascas) de Cartagena. Accedo a la más cercana (y creo que también la más grande), monte a través y por algún tramo de senda. Como no estamos en la época de recolección (que es en Noviembre), no tiene aún ningún fruto.
Vuelvo a la rambla y sigo por ella hasta llegar al cruce que va a la Ermita de la Luz. Es un camino que sube a la izquierda y queda un poco más elevado que la rambla. En esta zona de la rambla por la que pasé a la venida pero no ahora, existe un pozo de agua en la pared de la orilla de la rambla.
La ermita está cerrada pero por los cristales de la puerta veo su interior, con la imagen de Nuestra Señora de la Luz; un azulejo en la fachada nos informa que la ermita es del año 1970. Aquí tiene lugar una multitudinaria romería el primer domingo de Enero (y por tanto, del año).
Ni que decir tiene que lo más vistoso durante todo el recorrido por la rambla son las paredes de Peñas Blancas, pero aquí abajo en la rambla también hay más cosas por ver. La vegetación es, sobre todo, de cañas (seguro que por eso le pusieron el nombre a la rambla), pero también hay pinos, eucaliptos, palmeras, almendros, garroferos, adelfas y palmitos. Hay varias zonas de humedales en el recorrido, pero me llamó la atención una zona donde brotaba un hilillo continuo de agua del suelo (que vendría de más arriba y afloraba por ahí).
Pero donde más agua hay es sin duda en el paraje de La Fuente, en el que existe un nacimiento de agua que sale canalizada a través de una tubería (algo elevada del lecho de la rambla), pero el nacimiento en sí estará más arriba, en el monte y no es visible. Abajo, junto a un cartel informativo, forma una cascada pequeña hasta el cauce de la rambla y sigue por ella unos metros para luego desaparecer bajo tierra (por algún otro lugar volverá a salir a la superficie).
Es también en este lugar donde hay, frente a la Fuente, unas casas en ruinas y un camino junto a varias palmeras que es el que sube a Peñas Blancas y que espero recorrer en otra ocasión.
Siguiendo rambla abajo, me llama la atención, en el margen izquierdo, una gran y curiosa casa pintada de azul. Hay otro sitio donde las cañas a uno y otro lado, forman como un palio bajo el que pasa la rambla. También, en un par de zonas, hay señales de velocidad limitada a 30 dedicadas a los ciclistas por el peligro de atropellar a los peatones. De hecho, he podido comprobar que pasan bastantes ciclistas por aquí y, según la zona, van bastante rápidos, pues ahora estamos siempre en bajada.
El siguiente punto a visitar es la Cueva del Caballo, cuya bóveda es bien visible en la ladera del monte, a 142 metros de altitud. Desde un punto de la rambla donde hay una construcción blanca de un antiguo transformador eléctrico, subes hasta la Cueva monte a través por la empinada y pedregosa ladera de la montaña. Lleva precaución para evitar resbalones.
Una vez en la Cueva, compruebo que el caballo no está, pero se ha dejado todas las moscas que llevaba (y algunas más que han acudido invitadas), por lo que la estancia allí se hace algo molesta. Estoy el tiempo justo de hacer algunas fotografías desde esta privilegiada atalaya paleolítica. En el interior de la cueva, se pierde la señal GPS y por ello verás que el track hace cosas extrañas.
La última parada del recorrido es para visitar un molino harinero, cuyo historia está documentada en un cartel informativo en la rambla, aunque el molino se encuentra unos metros más arriba (en altura). Básicamente es un sistema de balsas donde se acumulaba el agua y una gran caida vertical del agua con cuya fuerza se movía el piedra del molino. Se conservan algunos restos en ruinas, sobre todo, la piedra.
Tras esta última visita, ya solo queda salir del cauce de la rambla, en donde está la planta depuradora (que, por cierto, me acerco a su puerta para leer el cartel informativo) y bajar por la carretera asfaltada y rodeada de invernaderos donde ya hay gente dentro recogiendo tomates. Llego al punto de comienzo, donde hago algunas fotos (pues el día está muy claro) de Cabo Cope y la línea de costa almeriense
| Altitudes: Salida: 30 mts; Máxima: 339 (339) . mínima: 30 ; media: 151 . Pendiente Máxima: 49.5 %. Media: 5.5 % . Desnivel acum.: 416 Distancia: 18,04 ktms. |
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