miércoles, 14 de mayo de 2008

Delfines (III)

Delfín común.

El delfín común debe su nombre a la notable abundancia que alcanza en nuestras aguas, tanto atlánticas como mediterráneas. No obstante, su densidad se ha reducido notablemente en las últimas décadas y en algunas áreas donde antaño era habitual se ha vuelto muy raro en la actualidad.
Su cuerpo es esbelto e hidrodinámico. Alcanza una talla máxima de 240 cm y un peso de unos 100 kg, siendo los ejemplares del Atlántico algo mayores que los del Mediterráneo. La coloración es negra en el dorso y blanca en la región ventral. En los flancos se da un patrón de pigmentación muy característico en «reloj de arena», con dos zonas, una cefálica y otra caudal, de tonalidades grises o amarillentas. A distancia, el delfín común puede
confundirse fácilmente con el delfín listado, al que se asemeja en tamaño, forma y modo de natación. No obstante, el patrón de coloración de los flancos y la forma de la cabeza permiten distinguir ambas especies.
El delfín común se encuentra en las aguas templadas y cálidas de todos los mares del mundo. En el Atlántico puede alcanzar de modo excepcional las aguas frías o polares, pero su área de distribución habitual se extiende desde el norte de las islas Británicas hasta el Ecuador. En nuestras latitudes esta especie habita fundamentalmente aguas cercanas a la costa, en general más profundas de 100 metros. En el Mediterráneo el delfín común es abundante frente a las costas de Africa, el Mar de Alborán, Andalucía y la región murciana. No obstante, al norte del canal de Ibiza este cetáceo se hace más raro, y es extremadamente infrecuente en aguas de Cataluña y del sur de Francia, lugares donde, al parecer, era muy abundante hace unas décadas. Las causas que han conducido a este enrarecimiento son desconocidas, pero se cree que la especie resultó seriamente afectada por el desarrollo de las actividades pesqueras y el incremento de la contaminación en esta región.
Tiene hábitos muy gregarios y acostumbra a formar manadas de varios centenares o hasta pocos millares de individuos. Es un nadador veloz, pudiendo desarrollar velocidades cercanas a los 30 nudos. Con frecuencia realiza saltos fuera del agua que culminan en aparatosas caídas, produciendo abundante ruido y espuma, lo que al parecer sirve como una pauta de comunicación sónica entre los componentes de un grupo.
El delfín común tiene un comportamiento alimentario muy oportunista y consume gran variedad de peces, aunque otros organismos, como cefalópodos o crustáceos, también forman parte importante de su dieta. Captura sus presas preferentemente durante las horas de oscuridad, y para ello los distintos ejemplares de una manada coordinan sus movimientos de un modo notable.
No realiza migraciones importantes, aunque se ha comprobado que durante los meses de invierno se acerca a la costa y en verano se aleja de ella, probablemente siguiendo los desplazamientos de los bancos de peces o huyendo de la presencia humana.
Al nacer el delfín común mide tan sólo 90 cm, pero durante el primer año la cría lactante crece a razón de casi 5 cm por mes. El período de lactancia es relativamente corto en comparación con otros odontocetos y el destete se produce a los seis meses, cuando el pequeño mide unos 120 cm de longitud corporal. La madurez sexual se alcanza cuando los delfines, tanto machos como hembras, tienen unos cinco a siete años de edad, lo que se corresponde con una talla media de unos 195 cm. La temporada reproduct¡va se extiende a lo largo de unos dos meses (mayo-junio) y la gestación dura, aproximadamente, un año.

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