Delfín Mular.
Este delfín, de tamaño medio (300-350 cm de talla y 300 kg de peso), es el cetáceo que muestra menor timidez respecto al hombre y que mejor se adapta a la vida en cautiverio, razón por la cual, además de ser la especie más habitual en los delfinarios, es uno de los cetáceos cuya biología y modo de vida están mejor conocidos.
Se caracteriza por su silueta robusta y su cabeza ancha terminada en un morro corto. Presenta una coloración general grisácea, más clara en la zona ventral que en la dorsal, sin listas o manchas diferenciadas.
Se trata de una especie de distribución cosmopolita, que en
nuestras aguas habita la franja litoral, motivo por el que a menudo entra en conflicto con las actividades pesqueras artesanales. Los delfines mulares típicamente se agrupan en poblaciones locales de unos 100-200 individuos, que mantienen entre ellos una fuerte cohesión social. Sin embargo, las manadas de los delfines mulares son más bien reducidas, en general de tan sólo unos cinco a 20 ejemplares, a fin de aprovechar mejor el alimento disponible y no entorpecerse mutuamente durante la captura de las presas.
Estudios anatómicos han demostrado que éste es uno de los odontocetos con mayor índice de cefalización, lo que sugiere una elevada capacidad para realizar actividades nerviosas complejas.
El delfín mular es a menudo descrito como un cetáceo de gustos «católicos» en lo que respecta a su alimentación. De hecho, la dieta de este cetáceo es extraordinariamente variada e incluye cualquier presa accesible que pueda ser digerida: peces, calamares, pulpos, cangrejos, gambas, estrellas de mar, etcétera. Además, se ha visto que sólo consume las porciones más apetecibles de las presas (en los peces, por ejemplo, suele despreciar la cabeza y la cola). Dados sus hábitos costeros, en general atrapa las presas en aguas someras, aunque se ha visto que en regiones donde el fondo marino se halla a mayor profundidad, el delfín mular no tiene dificultad en realizar inmersiones de hasta 400 m.
Los animales alcanzan la madurez sexual cuando miden poco más de 200 cm, lo que se corresponde con una edad de unos diez-once años. En las hembras la gestación dura entre doce y trece meses, al cabo de los cuales nace un delfín de unos 120 cm. La lactancia se prolonga hasta el momento en el que la cría ha aprendido a capturar el alimento, lo que suele suceder a los dieciocho-veinte meses de edad. La longevidad máxima para la especie se ha estimado en unos treinta a treinta y cinco años.
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